Los Hermanos Grimm
Los hermanos Grimm , Jacob Grimm ( 1785-1863 ) y Wilhelm Grimm ( 1786-1859 ), fueron eruditos, filólogos, investigadores culturales, lexicógrafos y escritores alemanes que coleccionaron y publicaron juntos folclore y libros durante el siglo XIX. Están entre los primeros y más conocidos coleccionistas de cuentos porque popularizaron relatos orales tradicionales como La Cenicienta (Aschenputtel), El príncipe rana (Der Froschkönig), La pastora de ocas (Die Gänsemagd), Hansel y Gretel (Hänsel und Gretel), Rapunzel (Rapunzel), Rumpelstiltskin (Rumpelstilzchen), La bella durmiente (Dornröschen) y Blancanieves (Schneewittchen).
Caperucita Roja
Había
una vez una adorable niña que era querida por todo aquél que la
conociera, pero sobre todo por su abuelita, y no quedaba nada que no
le hubieran dado a la niña. Una vez le regaló una pequeña caperuza
o gorrito de un color rojo, que le quedaba tan bien que ella nunca
quería usar otra cosa, así que empezaron a llamar Caperucita Roja.
Un día su madre le dijo:
-
Ven, Caperucita Roja, aquí tengo un pastel y una botella de
vino, llévaselas en esta canasta a tu abuelita que esta enfermita y
débil y esto le ayudará. Vete ahora temprano, antes de que caliente
el día, y en el camino, camina tranquila y con cuidado, no te
apartes de la ruta, no vayas a caerte y se quiebre la botella y no
quede nada para la abuelita. Y cuando entres a su dormitorio no
olvides decirle, " Buenos Días", ah , y no andes
curioseando por todo el aposento.
-
No te preocupes, haré todo bien- dijo Caperucita Roja, y tomó las
cosas y se despidió cariñosamente.
La
abuelita vivía en el bosque, como a un kilómetro de su casa. Y no
había más entrado Caperucita roja en el bosque, siempre dentro del
sendero, cuando se encontró con un lobo. Caperucita Roja no sabía
que esa criatura pudiera hacer algún daño, y no tuvo ningún temor
hacia el.
-
Buenos días Caperucita Roja- dijo el lobo.
-
Buenos días amable lobo.
-
¿ Adonde vas tan temprano, Caperucita Roja?
-
A casa de mi abuelita
-
¿ Y que llevas en esa canasta ?
-
Pastel y vino. Ayer fue día de horneo, así que mi pobre abuelita
enferma va tener algo bueno para fortalecerse.
_
¿ Y donde vive tu abuelita, Caperucita Roja ?
_
Como a medio kilómetro más adentro en el bosque. Su casa está bajo
tres grandes robles, al lado de unos avellanos. Seguramente ya los
habrás visto.- Contestó inocentemente Caperucita Roja.
El
lobo se dijo en silencio a si mismo ; " ¡ Qué criatura tan
tierna qué buen bocadito ! , y sera más sabrosa que ese vieja. Así
que debo actuar con delicadeza para obtener a ambas fácilmente. ".
Entonces
acompaño a Caperucita Roja un pequeño del camino y luego le dijo :
-
Mira Caperucita Roja, que lindas flores se ven por allá, ¿ por que
no vas y recoges algunas ?. Y yo creo también que no te has dado
cuenta de lo dulce que cantan los pajaritos. Es que vas tan apurada
en el camino como si fueras para la escuela, mientras que todo el
bosque esta lleno de maravillas.
Caperucita
Roja sus ojos, y cuando vio los rayos del sol danzando aquí y allá
entre los árboles, y vio las bella flores y el canto de los pájaros,
pensó : " Supongo que podría llevarle unas de estas flores
frescas a mi abuelita y que le encantarán. Además, aún es muy
temprano y no habrá problema si me atraso un poquito, siempre
llegaré a buena hora ". Y así, ella se salió del camino y se
fue a cortar flores. Y cuando cortaba una, veía otra más bonita, y
otra y otra, si darse cuenta se fue adentrando en el bosque. Mientras
tanto el lobo aprovechó el tiempo y corrió directo a la casa de la
abuelita y tocó a la puerta.
-
¿ Quién es ?- pregunto la abuelita
-
Caperucita Roja - contesto el lobo - Traigo pastel y vino. Ábreme
por favor.
-
Mueve la cerradura y abre tú - grito la abuelita - estoy muy débil
y no me puedo levantar.
El
lobo movió la cerradura, abrió la puerta, y sin decir una palabra
más, se fue directo a la cama de la abuelita y de un bocado se la
tragó. Y enseguida se puso su ropa de ella, se colocó un gorro, se
metió en la cama y cerro las cortinas.
Mientras
tanto, Caperucita Roja se había quedado colectando flores, y cuando
vio que tenía tantas que ya no podía llevar más, se acordó de su
abuelita y se puso en camino hacia ella. Cuando llego se sorprendió
al encontrar la puerta abierta, y al entrar a la casa, sintió tan
extraño presentimiento que se dijo para si misma : " ¡ Oh Dios
! que incómoda me siento hoy, y otras veces que me ha gustado
tanto estar con la Abuelita ".
Entonces
gritó :
-
¡ Buenos días !- pero no hubo respuesta.
Así
que fue al dormitorio y abrió las cortinas. Allí parecía estar la
abuelita con su gorro cubriéndole toda la cara, y con una apariencia
muy extraña.
-
¡ Oh, abuelita ! - dijo - Que orejas tan grandes que tienes -
-
Es para oírte mejor, mi niña - fue la respuesta.
-
Pero abuelita, qué brazos tan grandes que tienes.
-
Para abrazarte mejor.
-
Y qué boca tan grande que tienes.
-
Para comerte mejor.
Y
no había terminado de decir lo anterior, cuando de un salto salió
de la cama y se tragó también a Caperucita Roja.
Entonces
el lobo decidió hacer una siesta y se volvió a tirar en la cama, y
una vez dormido empezó a roncar fuertemente. Un cazador que por
casualidad pasaba en ese momento por allí, escucho los fuertes
ronquidos y pensó, ¡ Cómo ronca esa viejecita ! Voy a ver si
necesita alguna ayuda. entonces ingresó al dormitorio, y cuando se
acercó a la cama vio al lobo tirado allí.
-
¡ Así que te encuentro aquí, viejo pecador !- dijo él - ¡ Hacia
tiempo que te buscaba !
Y
ya se disponía a disparar su arma contra él, cuando pensó que el
lobo podría haber devorado a la viejita y que aún podría ser
salvada, por lo que decidió no disparar. En su lugar tomó unas
tijeras y empezó a cortar el vientre del lobo durmiente. En cuanto
había hecho dos cortes, vio brillar una gorrita roja, entonces hizo
dos cortes más y la pequeña Caperucita Roja salió rapidísimo
gritando :
-
¡ Qué asustada que estuve, qué oscuro que esta ahí dentro del
lobo !
Y
enseguida salió la abuelita, vivita, pero casi no podía respirar.
Rápidamente, Caperucita Roja trajo muchas piedras con las que
llenaron el vientre del lobo. Y cuando el lobo despertó,
quiso correr e irse lejos, pero las piedras estaban tan pesadas que
no soporto el esfuerzo y cayó muerto.
Las
tres personas se sintieron felices. El cazador le quitó la piel al
lobo y se la llevó a su casa. La abuelita comió pastel y bebió el
vino que le trajo Caperucita Roja y se reanimó. Pero Caperucita Roja
solamente pensó : Mientras viva, nunca me retiraré del sendero para
internarme en el bosque, cosa que mi madre me había ya prohibido
hacer. "
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