Supongo
que si alguna vez la gente se ha planteado esta pregunta, se dividirá
entre el cerebro y el corazón. Y aquellos más románticos, según
mi opinión se decantaran entre las manos y los ojos, pues estos nos
muestran el alma y el trabajo de la persona. Yo en cambio elijo una
parte insospechada, oculta y inservible, que se encuentra en nuestro
cuerpo, pero que nadie la ve ni se acuerda de que existe, hasta que
te la tienes que quitar.
No
se si lo habréis averiguado, pero soy una apéndice. Una parte
inservible, llena de odio y rencor, que cuando reviento destruyo
todo lo que hay a mi alrededor. Mi furor puede ser corto, que
requiere de una pequeña intervención, pero si mi lado más oscuro
sale a relucir, exploto y me extiendo, convirtiéndome en una
infección, que puede acabar con la vida, de aquel que me tiene en su
interior. Si os empiezo hacer daño, extirparme lo antes posible,
antes de que os produzca tal dolor, que pueda herir vuestro corazón.
Por
el contrario si queréis que este ahí, dejarme tranquilo durante el
resto de vuestras vidas.
Hay
gente que piensa que soy beneficiosa, pues aporto bacterias que
equilibran la vida, y aunque de una manera que yo no comprendo, soy
capaz de producir una felicidad oculta.
En
vuestras manos esta la elección, de si me quedo o me voy, pero una
cosa se seguro, no conozco a nadie que me haya extirpado de su cuerpo
por voluntad propia, hasta que le haya producido dolor.
0 Comentarios