La
noche era oscura, dentro de la casa no se oía ni un solo ruido,
aquel silencio me estremecía el corazón, era raro que no se oyera
la fauna habitual de una noche en el campo. No corría el aire y los
insectos se habían callado. Sentando mirando el televisor, baje el
volumen, era como si el mundo hubiera hecho una pausa. Me dirigí a
la puerta, encendí la luz del exterior, y con cuidado abrí la
puerta, pensando que en el momento que la abriera algo me saltaría a
la garganta y me la arrancaría de cuajo, pero no fue así. No había
nada solo la más oscura profundidad y aquel silencio, aquel molesto
silencio. Apague la luz y cerré con llave, una extraña sensación
se estaba apoderando de mí, no era miedo más bien un sentimiento de
abandono por la ausencia de sonidos. Me volví al sofá, cuando
entonces lo oí, de una de las habitaciones, salia un ruido. En un
principio sentí un alivio porque algo estaba rompiendo aquel
sepulcral sonido, pero un terror recorrió mi cuerpo cuando me di
cuenta de que aquel ruido era el de unas tijeras que se abrían y
cerraban. No podía ser, en la casa no había nadie salvo yo. Me
fui acercando con cautela, el ruido salia de una habitación en
concreto, pero no podía ser, en esa estancia hacia años que nadie
había entrado desde que ella falleció. Me acerque con cuidado, el
corazón me palpitaba muy rápidamente como queriendo saltar de mi
pecho para salir corriendo. No sabía lo que habría tras aquella
puerta. El ruido de las tijeras cortando se oía más fuerte según
me acercaba. Cogí el pomo de la puerta y abrí rápidamente para ver
si descubría al causante de mi temor. Gritando para asustar a quien
estuviera en la habitación, encendí la luz para descubrir al
extraño personaje que estuviera allí con unas tijeras, pero allí
no había nadie.
La
habitación estaba como siempre, la cama hecha y el polvo cubriendo
los muebles, di un rápido vistazo, todo estaba en su sitio, nadie
había tocado nada. Apague la luz y cerré la puerta, soltando un
suspiro, pensando que lo que había oído era fruto de mi imaginación
solitaria.
Nada
más cerrar la puerta el ruido comenzó de nuevo. Un escalofrió
helado recorrió todo mi cuerpo, no podía ser, había estado en la
habitación hace un instante y allí no había nadie. Me fui al
comedor y cogí un palo que tenía apoyado sobre la pared para alejar
a las visitas indeseadas, y me dirigí de nuevo hacia la habitación.
Espere un instante, mientras apoyaba mi oreja sobre la puerta fría y
oscura, el ruido de las tijeras no paraba. Entre bruscamente,
blandiendo el palo como caballero que defiende sus posesiones y
grite:
—
Si
estas ahí, mejor que salgas, no me gustan las broma.
La
respuesta fue el silencio, un silencio tan rotundo que hizo que las
piernas me temblaran y casi me cayera al suelo.
Encendí
la luz de nuevo, y comencé a registrar la habitación, abrí los
armarios, mire detrás de las cortinas, mire debajo de la cama, no
había nada, salvo un pequeño detalle, cuando levante la cabeza y
mire encima de la cama allí había unas tijeras, llenas de tierra y
oxidadas.
El
corazón me dio un brinco, callándome de espaldas. Gateando me
dirigí hacia la pared, apoyándome sobre ella y con auténtico
terror observe aquellas tijeras que habían aparecido de la nada.
Estaba
totalmente paralizado. Sentimientos que nunca había experimentado
recorrían mi cuerpo, pero algo tenía que hacer, no podía quedarme
allí quieto, esperando a que algo sucediera. Así que me acerque,
tembloroso casi llorando. Por el miedo que aquellas tijeras producían
en mí. Desde una prudente distancia las observe, mi garganta estaba
seca y nota que aunque hubiera querido gritar, ni un sonido hubiera
salido de esta.
Las
estuve mirando durante un largo tiempo, allí paralizado por el
terror, hasta que me di cuenta, aquellas tijeras eran las de ella. No
podía ser, era irreal que fueran aquellas que ella utilizaba para
arreglar sus trapos y arreglar sus vestidos. Era imposible, ya que
las tijeras habían sido enterradas con ellas.
Me
levante apoyándome sobre el palo, las piernas me templaban y la
cabeza me daba vueltas, mi pasado había vuelto y aquella extraña
sensación casi no me dejaba respirar. Salí de la habitación
cerrando la puerta. Me dirigí al mueble bar, he intente coger un
vaso, no podía las manos me temblaban, pero necesitaba un trago. Así
que haciendo acopio de fuerzas agarre la botella que más cerca tenía
y di un trago de wiski, con tal ansiedad que aunque me hubiera
quemado la garganta, hubiera bebido de ella hasta apurar la
botella. Deje la botella sobre el mueble y espere un rato hasta
que la bebida me hiciera efecto y los nervios se fueran calmando.
Cuando esta comenzó hacer efecto y todo estaba en silencio, las
tijeras comenzaron a sonar.
Con
la valentía falsa del alcohol en mis venas, la botella en una mano y
el palo en la otra entre en la habitación, con la clara intención,
que si allí hubiera alguien iba a recibir una soberana paliza, pero
allí no había nadie y las tijeras ya no estaban sobre la cama.
Registre de nuevo la habitación, saque todos sus vestidos del
armario, levante el colchón y lo estampe contra la pared, removí
todos los cajones tirándolos con tal violencia que se rompían
cuando llegaban al suelo, para obtener el mismo resultado que antes,
allí no había nadie.
Me
quede parado, solo me quedaba una cosa por hacer y era asegurarme que
ella siguiera allí. Salí de la casa y fui al cobertizo, golpeándome
con todo lo que se interponía en mi camino, cogiendo una pala con
una mano, pues en la otra llevaba la botella, la cual no había
soltado en todo el rato y de la cual de vez en cuando le daba un
sorbo.
Me
encamine a la parte trasera del cobertizo, donde tenía unos campos
frutales. Siempre que iba por allí me acordaba del día que la
enterré.
La
luna era llena y se veía con perfecta claridad, no como ahora que
casi no se veía por falta de la luz lunar. No quería volver atrás,
no quería coger una linterna que me hubiera facilitado el trabajo,
solo quería cavar de una vez, quería que mis miedos desaparecieran,
ser el hombre solitario que había sido antes de escuchar aquel ruido
infernal. Vi los dos naranjos donde hace un año aproximadamente,
había enterrado su cuerpo, Comencé a cavar como un loco que busca
un tesoro que no quiere encontrar, deje la botella a un lado y
aplicando las dos manos con fuerza comencé a hacer el agujero que me
llevaría al infierno de los recuerdos.
Después
de un rato, comencé a ver la alfombra donde había envuelto su
cuerpo. No quería ver su rostro solo quería saber si las tijeras
continuaban allí, así que rebusque bajo esta sin apenas levantarla.
Note
sus manos huesudas y un escalofrió recorrió mi cuerpo, pero la
bebida que llevaba encima, me daba el valor para seguir buscando,
pero por mucho que tocara las tijeras allí no estaban.
Mientras
removía la alfombra sentí a mi espalda un viento helado que me
erizo los pelos del cogote, algo estaba detrás mío, el instinto me
decía que no me diera la vuelta que saliera corriendo como alma que
lleva el diablo, pues lo que iba a ver no me gustaría, pero no lo
hice y allí me la encontré.
Mi
corazón se paró por un instante, y note que el aire no entraba en
mis pulmones, todo mi cuerpo estaba paralizado por un miedo difícil
de describir. Llevaba el mismo vestido que la noche que la mate, y
una luz blanquecina envolvía todo su cuerpo, sus pies no tocaban el
suelo y parecía flotar en una nube blanca. No podía moverme, el
sudor recorría todo mi cuerpo, allí estaba su alma ante mi
dispuesta a vengarse por lo que le había hecho.
Alargo
una mano negra en la que llevaba las tijeras y una voz salida de lo
más profundo del infierno dijo:
—
Es
esto lo que andas buscando.
Esto
fue mi final, un pinchazo en mi pecho presagiaba lo peor. La vida se
me estaba escapando, mientras la figura se me acercaba y con un a
sonrisa macabra en los labios decía:
—
Es
esto lo que andas buscando.
A
la mañana siguiente unos labradores encontraron mi cuerpo, el pelo
estaba blanco y todos los miembros del cuerpo agarrotados, en una
mano una botella y en la otra una pala y sobre mi pecho descubierto
unas marcas que decían:
“
Yo
fui su asesino”
Y
a mis pies unas tijeras ensangrentadas.
3 Comentarios
Hola, te he nominado para el Premio a la Excelencia, los detalles en el enlace,
ResponderEliminarPREMIO A LA EXCELENCIA
http://cosasquepasan-feber.blogspot.com.ar/2014/01/premio-la-excelencia.html
¡Salud!
NOTA: Hay una bonita escarapela que lo certifica, pero no se puede pegar aquí. O yo no sé como hacerlo, ejem.
No está mal, ahora espero que ganes el concurso, un saludo
ResponderEliminarGracias aunque del concurso fue hace tiempo. Un saludo
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