Miro
a mi alrededor y todo lo que veo es hermoso y cautivador. Me pierdo
entre sus imágenes como un niño que juega al escondite entre las
nubes. Cuando miro el paisaje mis problemas desaparecen y me imagino
que soy un ave que vuela entre sus rincones, es un momento pero es el
instante más hermoso que mis ojos pueden retener y mi alma
disfrutar. Cada mañana me levanto y lo observo, descubriendo un
nuevo matiz que no había visto el día anterior, provocando en mí
la sensación de que nunca podré acabarlo y que es imposible que me
canse de verlo.
Esta
mañana me he levantado pensando que nueva sensación tendría. Una
niebla espesa lo cubría todo. No me alarme pues era normal, que en
aquellas horas todo fuera tapado por una pequeña manta de nubes que
al desaparecer me mostraba mi pequeño paisaje.
Cogí
mi silla, encendí mi cigarro y me senté a esperar a que
desapareciera, el tiempo transcurría y esta no desaparecía, más
bien aumentaba la capa que cubría mi visión.
La
niebla gris y suave se iba transformando en rojiza y molesta para mis
ojos. Mi paisaje, aquel que me liberaba de mi monotonía estaba
envuelto en llamas, no podía creerlo estaba viendo la destrucción
de mis recuerdos, de mi libertad soñada. Tenía ganas de levantarme
y coger un cubo para ayudar a pagarlo, pero el terror de su
destrucción me paralizaba. Por mi cabeza paso el odio y la rabia,
quería tener delante al cretino que había provocado aquellas llamas
para decirle cuatro cosas, para cogerlo con mis manos y que apagara
aquel fuego con su saliva insana. Mientras aquellas ideas de odio
pasaban por mi cabeza recapacite, pues a lo mejor yo también era
culpable, de haberlo observado y nunca haber hecho nada para
conservarlo. Si hubiera cogido una azada y cortado las malas hierbas,
seguro que el asesino de mi paisaje nunca hubiera encontrado material
para hacer el fuego o por lo menos que se propagase. Me siento solo y
apenado, mi alma se rompe y la oscuridad disfrazada de humo cubre mis
ojos, lo cuales se llenan de lágrimas, no por pena, solo por ser un
mero observador y no saber mantener mi hermoso y devastado paisaje.
9 Comentarios
Mr gusta mucho!!!
ResponderEliminarSi alineases el texto, el escrito evidenciaría y/o resaltaría el don que posees.
ResponderEliminarGracias a los dos. Y se agradecen de verdad los consejos, Gracias y un saludo
ResponderEliminarFrancisco Izquierdo, le estado dando vueltas y no entiendo lo de alinear el texto, si me lo pudieras explicar te lo agradeceria, siempre espero consejos para mejorar mis escritos. Un saludo
ResponderEliminarCarlos, Genial relato, transmites con tus letras al lector que es lo que se busca.
ResponderEliminarAlinear el texto es que todas las líneas acaben en el mismo sitio.
Cuando estás en el escritorio hay unas líneas arriba, si los despliegas, te salen para ponerlas a la derecha, a la izquierda, centradas, y unas que están todas al mismo nivel, pues ahí le clickeas. Besos!!
Gracias Maríjose . Un saludo
ResponderEliminarEs muy interesante la perspectiva que ofreces a través de tu relato. No es lo más cómodo, pero debemos asumir nuestra parte de responsabilidad en todo lo que sucede a nuestro alrededor. No basta con no causar el daño, es que además debemos contribuir, en la medida de nuestras posibilidades, a evitarlo. Muy sensato y muy inteligente, ¡me ha gustado mucho!
ResponderEliminarUn saludo, Carlos.
Muy bonito paisaje, y si que es verdad si se respeta la naturaleza no hay destruccíon. Un abrazo.
ResponderEliminarEl problema que a veces parece que en nuestros ADN, algo nos dice que hay que destruir lo que es bello. Un saludo y cuanto tiempo.
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