Rostro
envejecido
rojo
es su destino
camina
entre esqueletos
en
el mundo de los vivos.
Su
amo es la pluma
su
alma su guitarra
la
botella su amiga
que
esconde en la garganta.
No
cree en las banderas
ni
en los falsos profetas
ni
en los sonidos mudos
de
estos mundos perdidos.
Cada
letra es su ilusión
donde
dejan sus sonidos
que
no dejan indiferentes
a
los sordos de corazón.
Perdidos
en mares
de
alcohol dorado
no
dejando de tocar
en
lugares donde el demonio
no
quiso bailar.
Baila
para la muñeca
baila
para el pobre hombre
que
se esconde tras la guitarra
de
este viejo juglar.
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