Calles
repletas de niños
solares
de grandes palacios
aceras
oscuras
que
de chapas se llenaban
con
dedos pelados
por
el frío suelo.
Pelotas
que rodaban
en
el caliente asfalto
de
tardes de verano
donde
el tiempo se detenía
donde
el tiempo no pasaba.
Bicicletas
que volaban
que
caían como plumas
sobre
piedras puntiagudas
Sangre
que brotaba
que
con agua se limpiaba.
Mil
deportes inventados
que
nunca fueron patentados
riñas
y enfados
que
al día siguiente
se
habían olvidado.
Todo
aquello
fue
mi niñez
que
lejos queda
cuando
es recordada
por
la visión de la vejez.
1 Comentarios
Hay mucho calor en tus palabras, Carlos. Los juegos de niños, las tardes en la calle, las meriendas con amigos de fatigas... inolvidable!
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