Manos
calientes
rozan
la frontera
abriendo
las piernas
de
la mujer sin penas.
Volcanes
desbocados
rozando
el infinito
con
el sabor de tus labios
que
endulzan mis sueños.
Ando
por tu bosque
toco
con mis dedos
la
fina hierba que cubre
como
suave tapiz
tus
deseos más ocultos.
Ríos
desbocados
cubren
tus piernas
que
mi humedad cruza
nadando
entre ellos.
Tengo
que entrar
para
jugar en la cueva
del
oso ancestral
que
nunca llego a pisar.
Quiero
hablarle
a
tu jardín secreto
para
poder sentir
en
mis labios
él
roció de la mañana
que
desprende tu arenal
que
cubre mi boca
con
sabor a mar.
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